Un colectivo de jóvenes basados en el Complejo de Alemão, en la Zona Norte de Rio de Janeiro, está haciendo ruido al filmar abusos policiales y disputar espacio en la sociedad con visiones alternativas sobre los problemas, la cultura y los talentos existentes en una de las mayores favelas del mundo.
Formado por ocho personas de variados perfiles , reunidas a finales de 2013 en la mobilización en pro de familias afectadas por lluvias y derrumbes en el Alemão, el Colectivo Papo Reto Comunicación Independiente tiene menos de dos años de vida, pero dió proyección a sus integrantes y se tornó fuertemente activo en las redes sociales, con la publicación de videos en YouTube y la organización de manifestaciones en la playa de Ipanema.
El grupo despertó el interés de los medios internacionales, de jóvenes de otras comunidades cariocas e incluso de la ONU, entre otras razones por divulgar in-fragranti abusos policiales grabados por ellos o recibidos por otros habitantes del Alemão, y por hacer reportajes acompañando temas tensos de la favela, como protestas y operaciones policiales.
Los objetivos son parecidos con los de varios otros grupos de la periferia de Rio: fortalecer la comunidad y su inserción en la ciudad.
‘Una vecina nos alertó por WhatsApp’
La manera como ellos han hecho eso, sin embargo, ha generado resultados sorprendentes para sus propios integrantes.
“Todo surgió de forma natural”, cuenta el integrante Raull Santhiago, de 26 años. “Todos tenían conexión con el activismo, audiovisual o derechos humanos. Uno tenia una cámera, otro era bueno con el celular, otro sabia mediar conflictos. Vimos que nuestra actuación era necesaria, y ahí en un cierto momento nos tornamos Papo Reto.” El nombre viene del lunfardo carioca “mandar un papo reto”, que significa “ir directo al punto”, “hablar sin papas en la lengua”.
Esa actuación cuenta con la participación de la comunidad – vecinos les envian videos o fotos grabados con sus celulares – y es insertada en la dinámica de la favela con un esquema de intercambios de alertas y mensajes por WhatsApp, que ayuda a mapear lo que está pasando en la comunidad, que áreas deben ser evitadas, y donde pueden filmar o intervenir de alguna forma.
Ellos cada vez más han sido llamados por vecinos para documentar algo – de abordajes policiales a habitantes a protestas y tiroteos.
En abril de este año, cuando el niño Eduardo de Jesus, de 10 años, fue muerto dentro de su casa por un tiro de fusil durante una acción de la policía en el Alemão, el equipo del colectivo fue uno de los primeros en llegar al lugar y grabó las reacciones de los vecinos y el cuerpo del chico todavía ensangrentado en el piso.
“Una vecina nos alertó por WhatsApp y recibimos aquel video que fue divulgado después, de su madre desesperada. Fuimos los primeros en llegar. Alli no era sólo filmar. Ya había muchos vecinos alrredor de la escena, y una situación muy tensa con la policía. Tuvimos que mediar”, explica Lana de Souza, de 26 años, que integra el colectivo.
‘Ya recibimos amenazas’
Filmar operaciones de la policía y ouír denuncias de abusos en tiempo real no es algo que fluya de forma tranquila en el ambiente tenso y volátil de las grandes favelas de Rio.
“Ya recibimos amenazas de la policía. Algunas en nuestra página de Facebook, otras directamente. Ya es llevaron al camarógrafo para la comisaría, ya quisieron ver nuestras imágenes en el celular, pero sabemos nuestros derechos”, dice Lana, que estuda periodismo y hace la producción y edición en Papo Reto.
El trabajo ha sido realizado en conjunto con la ONG estadounidense Witnes, cuya misión es auxiliar a grupos y activistas alrrededor del mundo a utilizar, con seguridad, la producción de videos como una herramienta de defensa y denuncia en periferias, favelas, países en guerra y lugares de conflicto.
La asociación despertó el interés de la TV de Katar Al-Jazeera, que debe transmitir a principios de diciembre un documental sobre Papo Reto grabado en Rio como parte de una serie sobre activistas que crean soluciones tecnológicas en medio a la lucha por derechos alrededor del mundo.
Impacto sobre los abusos
El grupo cree que, a largo plazo, el trabajo tendrá un impacto sobre abusos cometidos por la policía dentro de las favelas y cita el reciente registro hecho por habitantes del Morro da Previdência, en setiembre, cuando policías fueron sorprendidos in-fraganti forjando la escena de un crimen después de la muerte de un joven.
Consultada por la BBC Brasil, la Secretaria de Seguridad Pública del Estado de Rio de Janeiro dijo que a cinco policias se les inició un proceso por fraude procesal y la Justicia decretó la prisión de todos los involucrados.
En nota, el gobierno destacó también los esfuerzos para contener los abusos y dijo que dispone de 2 mil cámaras diseminadas por la ciudad y 1,5 mil en patrulleros de la Policía Militarizada, además de resaltar los esfuerzos con el programa de pacificación y el Sistema Integrado de Metas y Acompañamiento de Resultados.
Robert Muggah, especialista en seguridad pública norte-americano basado en Rio y estudioso de zonas de conflicto en diversos países, dice que la chance cada vez mayor de que abusos policiales sean filmados por cualquier ciudadano con un celular se torna un factor importante en la interacción entre comunidad y policía.
“Las nuevas tecnologias lanzan una nueva luz sobre antiguos problemas, y la forma como la policía actúa debe ser impactada como consecuencia, pero es importante alertar que los grupos que se dedican a eso se están transformando en blanco en lugares como México, por ejemplo. Es algo serio y arriesgado”, evalúa.
El frente del Instituto Igarapé, Muggah desarrolla un proyecto conocido como smart policing (policiamiento inteligente, en traducción libre), que filmaria toda la jornada de un policia por medio de una aplicación instalada en sus celulares.
Cocido en el uniforme, los aparatos grabarían todo lo que los agentes hacen. En fase final de pruebas, el equipo ya recibió la aprobación de la cúpula de seguridad pública fluminense, pero aguarda definiciones presupuestarias y burocráticas.
Seguridad, criterios y entrenamiento
A partir de la experiencia con los riesgos de seguridad, la ONG Witnes – que dá apoyo al grupo carioca – desarrolló, a lo largo de 23 años, manuales y técnicas que buscan estimular la producción de este tipo de material, como prueba jurídica contra los abusos, pero de forma que garantice la seguridad o al menos minimice el peligro para los involucrados.
“Hoy todo el mundo tiene una cámara en el bolsillo. Eso generó nuevas oportunidades, pero también desafios. No existe más la necesidad de que un perito da Amnistia Internacional venga al lugar y determine si algo pasó para que se inicie un proceso. El abuso es grabado. Cualquiera puede recolectar pruebas, y las cosas no pasan más en la invisibilidad. Creo que reduce sí reduce el abuso policial, a largo prazo”, dice Priscila Néri, una de las responsables por las actividades de Witnes en Brasil.
“Por otro lado, todo esto tiene un riesgo enorme. ¿Cómo filmar? ¿Cómo grabar sin colocar en peligro a quien filma y quien aparece? ¿Para quién mostrar esos videos? ¿Cómo almacenarlos de forma segura? ¿Cómo usar ese material de la forma más efectiva y estratégica posible?”, apunta Priscila, indicando las áreas en que la organización actúa – inclusive en locais como o Oriente Medio.
La entidad realiza talleres dentro del Alemão con los integrantes de Papo Reto.
“Pasamos a medir más los riesgos, y vamos a repasar el conocimiento para los vecinos”, dice Thainã Medeiros, integrante del colectivo.
Una tema polémico es que ellos no filman actividades del narcotráfico. Lana Souza explica el motivo: “La policía está dentro de la favela como representante legal del Estado, para hacer cumplir la ley y actuar siguiendo las leyes. Tenemos como reclamar que ellos lo hagan. Podemos denunciar y recurrir a la Justicia si hubiera problemas. En el caso del tráfico, no tenemos ningúna seguridad si hciéramos denuncias. El periodista viene, hace el reportaje y se va. Nosotros vivimos aqui 24 horas por día”.
A pesar de las preocupaciones y amenazas, la intención del grupo es continuar haciendo ruido.
Ellos ya organizaron dos “Farofaços” – protestas en Ipanema contra la Operación Verano, que según el gobierno del Estado de Rio de Janeiro intercepta líneas de ómnibus que vienen de la Zona Norte a las playas de la Zona Sur para identificar jóvenes en “situación de vulnerabilidad”, que consideran con gran chance de ir a la playa para cometer crímenes.
Para Victor Ribeiro, responsable por los entrenamientos de Witnes, el modelo debe ser reproducido por jóvenes de grandes favelas como el Complejo da Maré y de la Rocinha, que ya están buscando a Papo Reto.
En los últimos dos meses el grupo fue invitado para conferencias en universidades de México, discusiones en la sede de la ONU, en Nueva York, además de haber llamado la atención de periódicos como The New York Times y el australiano Sydney Morning Herald.
Raull Santhiago pasó a trabajar permanentemente en el programa de la emisora Globo News que visita periferias de Brasil.
“Ellos viven en la piel esa realidad de ser revisado por la policía, ser víctimas de racismo y preconcepto, de amenazas, y están creando algo nuevo y muy sofisticado, que está oxigenando la comunicación en favelas de Rio”, evalúa Oliveira.
Los integrantes de Papo Reto tienen legitimidad local, conquistando la confianza de los vecinos por también ser de la favela, pero al mismo tiempo miran lejos, creando estrategias y circulando por los diferentes espacios – sea en una callejuela del Alemão, en la terraza de la favela de donde suelen grabar sus programas, en la Ciudad de México, en la TV al vivo, o en la ONU.
Para Victor Ribeiro, de Witnes, Papo Reto puede ser visto como un nuevo modelo de comunicación comunitaria.
“Ellos se tornaron referencia de coraje, denunciando ilegalidades y abusos de la policía, pero no son una gente tensa, que sólo habla de violencia. Al contrario. Hacen bromas, son descolados, creativos. Denunciar violencia policial es algo que se los impuso la realidad en que ellos viven, y un papel que muchos no quieren asumir, pero ellos también juegan, hacen entrevistas, se enorgullecen de la cultura de la favela”, dice.