Cada vez que hablo del Agronegocio inspirado durante el menemismo por Mario Hirsch y los Bunge y Born, se multiplican las acusaciones de un presunto antisemitismo.
Ya ni siquiera en defensa propia hablo del libro de Fabián Spollansky [opciones para descargar su libro gratuitamente], sino que me remito al libro “Radiografía del nuevo campo argentino” de la insospechada Universidad de San Martín, en que se explica el tránsito” del terrateniente al empresario transnacional”.
El súbtítulo lo dice todo, al menos para los que quieran comprender.
Cuando Perón atacó el corazón de la vieja oligarquía confiscó once mil hectáreas de los Pereyra Iraola, e hizo un Parque. Hoy el rabino Elzstain tiene mas de un millón de hectáreas, y Grobocopatel, el más grande “sin tierras”, maneja una cuenta similar…
Cada vez que mencionamos este asunto, el coro nos tilda de antisemita y muchas buenas personas lloran en nombre de sus antepasados y niegan nuestra inteligencia.
Y debo decirlo, esto ocurre en un país, donde hubo muchos pogroms cuando los inmigrantes judíos eran pequeños tenderos del barrio del Once. Parece que en esa época se hacían insoportables para el viejo patriciado, y debían lanzar sus hordas a quemarles sus pequeñas tiendas. Ahora, por el contrario, envían a sus hijas a las camas de estos señores para salvar sus pertenencias y continuar medrando en la Argentina colonial.
Si alguno no me cree, que se lo pregunten al señor Presidente de la República o a los dueños de la Sociedad rural, que le han vendido el campo de todos los grandes fastos de la vieja oligarquía al rabino Elzstain.
Lo mismo el Alvear Palace hotel, otra joya del antiguo patriciado en la que hoy se entra con quipá. Resulta que al señalarlo no soy un estudioso de la sociedad argentina, alguien que se preocupa por indagar la realidad, sino un simple antisemita…y para mayor dolor, me lo dice gente inteligente, preocupada asimismo, por la realidad argentina y que presumía, me respetaban y estimaban.
Alguna vez, he dialogado sobre estos temas, en el barrio del Once, con comerciantes de origen judío, y me asombraron sus comentarios y conocimientos sobre estos personajes, ya que parece que el “modus operandi” de muchos de ellos antes de hacerse grandes sojeros, ha sido el de enriquecerse primero sobre las espaldas de la propia colectividad para luego animarse a “cazar en alta mar”…
Cuando vino al país Raanan Rein, al que respetamos y celebramos, por sus estudios sobre el modo en que el Peronismo nacionalizó a gran parte de la comunidad judía de la Argentina, y que ha estudiado la cantidad importante de dirigentes peronistas de origen judío que participaron de los gobiernos peronistas, se nos ocurrió reportearlo.
La pregunta fue :
¿Cómo explicar el hecho de que haya sido la única comunidad que logró pasar de la extrema pobreza en la primera inmigración, a lograr posicionarse en el nivel más alto y extenso del poder local?
Lamentablemente, nos respondió que solamente se ocupaba de historia y no del presente.
Una vez más, a los amigos que me conocen de toda la vida, les aseguro que lo mío no es un comentario antisemita, sino una descripción de la realidad del agronegocio que mucho necesitaría de ellos mismos para ser descripta correctamente, y mejor comprendida por el común.
Con esa esperanza hago esta aclaración. //
Jorge Rulli