El proyecto de los agrotraficantes es vaciar la pampa húmeda de población, falta poco


Por lo que estoy «percibiendo» en el sur de Córdoba, zona rural donde habito, la embestida de los agrotraficantes se va intensificar en los próximos meses, dado que ya son evidentes, indiscutibles, las consecuencias de los agrotóxicos sobre la flora y la salud, provocando la exclusión lenta y sistemática de las poblaciones locales, pauperizadas por la tecnicidad de los monopolios y el monocultivo químico.

En mi región, los últimos ganaderos a «pasto» entre los que me incluyo, hemos visto reducido el número de colegas en un 25% este último año debido a las condiciones impositivas, acosos «sanitarios», falta de rentabilidad, delicuescencia social y otras variantes que lenta y perversamente han preparado el terreno para lo que es la embestida final de los agrotraficantes.

El proyecto de los agrotraficantes es vaciar la pampa húmeda de población, falta poco. Usan el veneno agrotóxico como una de sus armas principales.

Pero ya toda la pampa húmeda es ocupada y explotada directa o indirectamente por los monopolios .

Dado los sustentos de la ley escrita y la anuencia judicial que amparan a los agrotraficantes es importante para los argentinos empezar a charlar el concepto de «reconquista rural», un poco como los judíos del siglo XIX prepararon ideológicamente la vuelta a la «tierra prometida». De la misma manera debemos los habitantes de este país ocupado por los agrotraficantes, plantearnos la forma de reconquistar nuestras tierras, que nos han sido usurpadas. Esto concierne a los habitantes de la ciudad, hoy, porque ya no queda casi población rural en la pampa húmeda.

Debemos empezar a construir un proyecto de recuperación de nuestro territorio, proyecto legitimado por nuestra historia fundacional, por la existencia de los pueblos originarios, por la constitución que invitó a los inmigrantes de «buena voluntad» a habitar nuestro territorio y por el derecho inalienable a la propiedad de su suelo por los habitantes de una nación. Es un proyecto legítimo, como son ilegítimas la deuda externa y la posesión excluyente de nuestro suelo por los monopolios.

La legitimidad en una nación es precedente a la constitución y a la ley escrita, y en eso podemos tomar de ejemplo a Francisco Franco cuando declaró rey en sucesión a Juan Carlos por la «legitimidad» que surgía del movimiento insurreccional del 16 de julio de 1936.

Con estos dos precedentes de legitimidad (la ocupación de Palestina por el pueblo judío y la concepción falangista de legitimidad), ambas tan distantes en la ideología y el tiempo, no podrán ni los neo-liberales tan amigos del sionismo, ni los fascistas defensores de la “propiedad privada”, cuestionar la legitimidad de los argentinos excluidos de la propiedad de su tierra para reconquistarla. //

José Berni.

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