Arquitecta desarrolla un prototipo de inodoro que no utiliza agua

Fuente: Ecodebate

Modelo creado por la arquitecta utiliza microondas para deshidratar y transformar los dsechos en polvo estéril, con pruebas exitosas

Una descarga vierte en promedio de 5 a 15 litros de agua en el inodoro. Alrededor de 40 litros por persona diariamente, y el equivalente a más de mil litros por año. Si pensamos que se trata de agua limpia y tratada, decendiendo por las cloacas, esto significa el desperdício de un bien natural que cada día se hace más escaso y valioso. En busca de una solución, hasta el multimillonario Bill Gates ya instituyó un concurso internacional sobre el tema. Entre nosotros, algunos especialistas se empeñan en estudiar saídas para el problema. Entre ellos, la arquitecta Marta Joffily de Alencar, que, con recursos del programa de Apoyo al Desarrollo de Modelos de Innovación Tecnológica y Social, de la Faperj, está desarrollando el prototipo de un inodoro que, en lugar de agua, hace uso de microondas para deshidratar y transformar a los desechos en polvo estéril. Las pruebas realizadas hasta ahora han sido exitosas.

Como explica Marta, la idea surgió a partir de su propia experiencia como arquitecta, alguien que trabajó mucho tiempo con planeamiento urbano y habitación popular. Habituados a buscar soluciones para problemas de saneamiento, llegamos al inodoro sin consumo de agua, el Vassa, sigla como lo estamos llamando, comenta.


vassa


¿Pero como funcionaria un inodofo así? Marta responde con entusiasmo. Hecho con material de superficie refractaria, a cada uso, los desechos caen en un recipiente. Basta cerrar la tapa del inodoro y accionar al microondas.” Por un tema de seguridad, el sistema eléctrico sólo funciona cuando el inodoro esté herméticamente cerrado. Sólo entonces, las microondas actúan sobre los desechos, que sob deshidratados y reducidos a polvo. En el volumen de las heces, 80% son agua. En la orina, el agua corresponde a casi 100%. Una vez deshidratados, lo que resta es una pequeñita cantidad de resíduo en polvo. Que es nada más que un fertilizante natural. En el caso de la orina, este fertilizante contiene altos tenores de fósforo y nitrogeno, que lo tornan aún más valorizado”, explica la investigadora. Para una familia de cuatro personas, basta vaciar al recipiente una vez por semana. Para alguien que vive solo, se lo puede vaciar apenas una vez por mes.

Analizando en laboratorio a este polvo, Marta puede constatar que este polvo es estéril y, por lo tanto, todos los patógenos posivles que pudiese contener fueron eliminados en el proceso. “Esto muestra la importancia del empleo de este sistema en hospitales. Seria una forma de reducir drasticamente las aguas residuales del hospital”, dice.

Vapores y olores son contenidos y filtrados en el sistema. Para eso, son usados filtros de carbono para retener el mercaptano, gás responsable por el olor, para que no haya ninguna emisión para el ambiente. El mercaptano es el responsable por el mal olor de las heces, una mezcla de gases que incluye al sulfuro de hidrógeno. Una vez filtrados, los odores retenidos en los filtros se condensan em vapores que después vuelven al estado líquido. El sistema calefaccionado procesa la limpieza”, explica. Para Marta, empeñada en la construcción del prototipo, con él, no sólo se podrá perfeccionar al funcionamiento del Vassa, sino también confirmar cuáles son los gases emitidos por las heces y retenidos en el sistema. También será el primer paso para su producción en escala. “Será fundamental para que podamos recolectar, filtrar y analizar la presencia de gases aún no estudiados”, agrega la investigadora.

El costo de un inodoro como este sale un poco más caro. Considerando que un inodoro comun, sin las conexiones, sale alrededor de R$ 200 [unos u$s 60], el Vassa costaria cerca de R$ 500 [unos u$s 150]. En compensación, si pensamos que el precio de las cañerías y la conexión a la red de cloacas saldría un valor final de cerca de R$ 2 mil [unos u$s 600], constatamos que el Vassa salrdría más barato, ya que continuaria costando R$ 500, porque su uso dispensa a la conexión a una red de agua y cloaca. “Sin contar que las redes de agua y cloaca demandan un enorme costo operativo, ya que son impulsadas por bombas, lo que también significa un gran gasto de energia eléctrica”, agrega la arquitecta. Ella explica también que, además se evita al enorme volumen de agua, usada para hacer que los desechos recorran, por las tuberías, la distancia entre las residencias y la unidad de tratamiento de cloacas más cercana.

En un momento en que tanto se habla en privatización de la Compañía Estadual de Agua y Cloacas de Rio de Janeiro (Cedae), pensar en salídas alternativas se hace aún más oportuno. EsÉ difícil mantener la alta inversión necesaria para la expansión e implantación siempre creciente de redes de saneamiento que la demanda de grandes ciudades como Rio de Janeiro exige. Como el Vassa puede ser instalado casa a casa, Ya que precinde de conexiones hidráulicas, este costo no existe”, argumenta Marta. Eso también lo hace adecuado a ser instalado en comunidades de baja renta, como favelas, y en ciudades que no contienen red de cloacas. EsÉ una demanda que puede ser atendida puntualmente, caso a caso.”

Incluso la energia eléctrica necesaria para hacer funcionar al sistema no llega a pesarle al usuario. Una família de cuatro personas, por ejemplo, tendria cerca de R$ 27 [unos u$s 8] de aumento en su cuenta de luz. Pero, por otro lado, su cuenta de agua sería más reducida.

“En verdad, estamos hablando de una innovación disruptiva, o sea, que invierte todo lo que conocemos respecto al asunto. Pero se trata también de una alternativa simple, de carácter social indiscutible y esencialmente ecológica, que puede contribuir mucho para los grandes problemas de saneamiento básico que enfrentamos, principalmente en regiones menos desarrolladas”, concluye.

Fuente: Jornal da Ciência/SBPC, con información de la FAPERJ

en EcoDebate, 12/09/2016

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