CHICAGO (Reuters) – Cargill afirmó este jueves que ella y la industria alimenticia brasileña en general no conseguirán cumplir el objetivo de eliminar la deforestación hasta el 2020, y prometió aumentar sus acciones para proteger bosques y vegetación nativa en Brasil.
La declaración de Cargill viene después que los datos mostraran que la deforestación de la selva Amazónica en Brasil, importante proveedor de soja para la empresa, se aceleró en mayo, alcanzando su mayor velocidad en una década.
Las mayores marcas mundiales en términos de consumo coordinaron en 2010 una meta para cerar la deforestación líquida hasta el 2020, establecida por el organismo global de Consumer Goods Forum.
«A pesar de nuestros esfuerzos colectivos, nuestra industria no cumplirá la meta de eliminar la deforestación hasta el 2020», afirmó Ruth Kimmelshue, directora de Sustentabilidad de Cargill.
«El clima está cambiando y hay una necesidad urgente de acciones para terminar con la deforestación», dijo ella.
En esta misma semana, Greenpeace afirmó que al menos 50 millones de hectáreas de bosques, un área equivalente al tamaño de España, fueron destruídos durante los diez años de vigencia del acuerdo corporativo.
En respuesta, Consumer Goods Forum declaró que sus miembros tuvieron un importante papel en los temas ambientales. Mientras tanto, dijo que «las fuerzas que impulsan a la deforestación son más complejas que lo que cualquier parte interesada pudo notar en 2010.»
Los ambientalistas han señalado en la reducción de las protecciones ambientales en los cinco meses del gobierno de Jair Bolsonaro como factores de incentivo a la extracción ilegal de madera en Brasil.
Ellos también afirman que, mientras los clamores mundiales se concentraron en salvar la Amazonia, la agricultura llevó a más deforestación en el Cerrado brasileño.
Cargill, la mayor empresa de capital cerrado de los Estados Unidos, prometió iniciar una evaluación de riesgo de su cadena de oferta de soja, además de reservar 30 millones de dólares para buscar soluciones para proteger bosques y vegetación nativa en Brasil.
La organización ambiental global Mighty Earth, sin embargo, criticó al plan. «La cantidad prometida por Cargill a la protección ambiental es nada más que una pequeña fracción de lo que ellos gastan financiando la destrucción de bosques», dijo en un comunicado Glenn Hurowitz, presidente ejecutivo de la entidad.
Por otro lado, el agronegocio brasileño también realizó críticas a la acción. La Asociación Brasileña de los Productores de Soja (Aprosoja) afirmó en un comunicado que el cultivo de soja generó el desarrollo de la región y que «el Cerrado de Matopiba no está amenazado», mencionando a la región que engloba a los Estados de Maranhão, Tocantins, Piauí y Bahia.
«Aprosoja no encuentra motivos que justifiquen la decisión anunciada por la multinacional Cargill», dijo el organismo.
Posición de Aprosoja Brasil sobre la producción de soja en Matopiba
La Asociación Brasileña de los Productores de Soja – APROSOJA BRASIL, representando a los productores asociados en 16 estados, especialmente los del Matopiba (Maranhão, Tocantins, Piauí y Bahia), no encuentra motivos que justifiquen la decisión anunciada por la multinacional Cargill de invertir US$ 30 millones con el fin de preservar al bioma cerrado con el objetivo de evitar la deforestación de la región.
Vamos a los hechos. Hace veinte años, sin la producción de soja, los municipios de la región llamada de Matopiba se encontraban en situación de extrema pobreza. No había acceso a la infraestructura, pocas casas eran hechas de material y no había oferta de bienes y servicios básicos a la población.
Veinte años más tarde, la región floreció y la pujanza del agronegocio, a contramano de las políticas públicas y falta de incentivos, cambió este panorama. Ciudades que “no existían” hoy son polos productores y exportadores, con una gran generación de empleos y servicios variados conectados con el agronegocio.
Fueron creados miles de puestos de trabajo directamente en las propiedades e indirectamente en las reventas de insumos, máquinas y equipos agrícolas, además de hoteles, restaurantes, supermercados, farmacias y boutics, algo nunca visto antes. Todo eso ocurre con la preservación de 73% del área del cerrado de la región y con una agricultura que no ocupa ni 7% de este territorio, según datos ya divulgados por Embrapa [el INTA brasileño]. O sea, se trata de una producción altamente eficiente y sustentable.
Es evidente que en los municipios en que la soja y el maíz son plantados la vida de las personas mejoró si es comparado a lo que era antes de la llegada de la agricultura tecnificada. En estos, el Índice de Desarrollo Humano (IDH) más que se duplicó, de acuerdo a datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Si no fuese por los agricultores que están allá, no habría ningún modelo de desarrollo siendo adoptado para los municípios de la región.
La verdad es que el cerrado de Matopiba no está amenazado. Pero las personas, sin el beneficio del desarrollo económico, quedarán amenazadas por la pobreza y la desnutrición, por la falta de oportunidades, de empleo y de calidad de vida.
La producción de soja en el cerrado brasileño es un caso de éxito no sólo por el impacto económico extremadamente positivo para el desarrollo del país, sino también por la sustentabilidad social y ambiental de esta producción.
Por lo tanto, antes de hablar en recursos que vienen del exterior para reducir la producción de granos del país, es necesario entender con más profundidad y conocimiento técnico el modelo de producción brasileño, definido por leyes rígidas en las areas ambiental, de propiedad de la tierra, laboral y tributaria.
Aprosoja Brasil
Los sojeros brasileños dicen que Cargill quiere reducir la producción de granos y que no tienen profundidad ni conocimiento técnico para entender el modelo de producción brasileño!
Los sojeros brasileños se vienen con todo y contra todos, incluso contra Cargill!